“Aw, vamos Masen,” retó Hal. “¿No quieres que Bella se divierta un poco?”
“No creo que Bella se lo pasara bien en una fiesta como esa,” respondió Edward.
“¿Una fiesta como qué?” pregunté con curiosidad.
“Edward solo teme que veas que no puede controlar el efecto del alcohol,” bromeó Hal.
Esto si que era interesante. No pude evitar preguntarme si un poco de alcohol podría ser el secreto para que Edward se soltara un poco. Lo sé, suena sórdido – y un poco al revés – yo intentando emborrachar a mi novio para poder aprovecharme de él.
Pero, hey, una chica tiene que hacer lo que una chica tiene que hacer. Y no quería emborracharle del todo... solo le quería un poco achispado y relajado.
“Suena divertido,” declaré, sonriendo hacia Edward. Él me miró un momento con la boca abierta.
“¿Ves?” Hal rió. “Ella cree que suena divertido.”
“¿Estás segura?” preguntó Edward. “Esas fiestas pueden ponerse un poco salvajes.”
“Creo que puedo manejarlo.” Sonreí satisfecha. “¿Puedes tú?”
Hal y Al aullaron con risas por el reto en mi voz y los ojos de Edward se entrecerraron.
“Solo dame unos minutos para ducharme y cambiarme,” dijo, antes de dejar un firme beso en mi boca, mirar furioso a sus amigos, y alejarse hacia el vestuario.
